AUTONOMÍA DE LOS MÁS PEQUEÑOS:
¿Estás buscando la forma de que tu hijo se bañe sin protestar o de que se lave las manos sin que tengas que pedírselo? Aquí encontrarás consejos prácticos y divertidos para incorporar la higiene en su rutina diaria, ideas para comprender lo que piensan los niños y sencillas herramientas que os harán la vida mucho más fácil y divertida. Muy pronto, tu hijo se sentirá orgulloso de lo que sabe hacer. ¡Y tú también!
LA AUTONOMÍA DE TU HIJO:
La búsqueda de autonomía es un proceso que comienza desde el nacimiento, pero es a partir de los 2 años cuando los niños empiezan a ser conscientes de su necesidad de libertad. En ese momento, el papel de los padres ha de ser el de apoyarles con mucha paciencia, ya que los resultados no serán inmediatos. Te presentamos algunos consejos para que tu hijo vaya logrando pequeños objetivos y se sienta cada día más seguro.
Seguramente a tu hijo se le está despertando el deseo de hacer cosas él solito, como un mayorcito. El papel de los padres debe ser el de apoyarle y guiarle en ese camino para llegar a conseguir su propia autonomía en según qué momentos de su vida. A continuación te contamos algunos consejos que te pueden resultar muy útiles:
DEJA QUE SEA ÉL MISMO:
¿Qué significa dar autonomía a tu hijo? ¿Cuidarle sin sobreprotegerle? Aquí te damos algunos consejos:
Cuando en los niños despierta el deseo de sentirse libres y autónomos, el papel de los padres debe ser el de apoyarles, facilitándoles herramientas que les ayuden a ser cada día un poquito más independientes. Porque, conforme vayan logrando pequeños objetivos, se sentirán más seguros y con ganas de descubrirse a ellos mismos.
La autonomía, ese pequeño gran paso:
Si buscamos la palabra autonomía en el diccionario, aparece como `la capacidad para darse normas a uno mismo sin esperar que vengan de los demás´. Pero, cuando hablamos de niños, debemos entenderla como el conjunto de capacidades que les permiten prepararse para la vida y encontrar recursos para vencer el día a día sin ayuda de los demás. Por eso, para ellos es muy importante el poder ir dando pasos que les permitan separarse cada día un poquito más de sus padres.
El papel de los padres:
La búsqueda de la autonomía es un proceso que comienza desde el nacimiento, aunque, según psicólogos infantiles, es a partir de los 2 años cuando los niños empiezan a ser conscientes de su necesidad de libertad. En ese momento, los padres juegan un papel muy importante ya que no sólo hay que apoyarles, sino que además es preciso facilitarles las herramientas para que puedan sentirse más libres y seguros.
Cuidados sin sobreprotección:
Muchos padres, preocupados por el bienestar de sus hijos, confunden los cuidados necesarios con la sobreprotección. Esta sobreprotección, además de ser un gran obstáculo para el niño en la búsqueda de autonomía, se irá manifestando en forma de inseguridad a lo largo de su vida. Por eso, es esencial que los padres cubran sus necesidades físicas y emocionales, pero proporcionándoles también el espacio para que se encuentren a ellos mismos.
Algunos consejos útiles:
-No pongas obstáculos a su curiosidad y ganas de aprender.
-Ofrécele oportunidades para que pueda tomar decisiones.
-Acepta cuando haya tomado una decisión.
-Evita las comparaciones entre hermanos.
-Potencia que se guste a sí mismo, con frases como `te queremos como eres´.
-Incúlcale hábitos de higiene.
DALE PERMISO PARA CREER:
El control de los esfínteres y la aventura de ir al lavabo.
Aprender a ir solito al lavabo es un objetivo que se va cumpliendo paso a paso. Una primera etapa fue el ‘adiós a los pañales’, pero todavía queda mucho por delante. La función principal de los padres es la de estimular a sus hijos, fomentando su independencia y proporcionándoles herramientas para que puedan dominar cada etapa a su propio ritmo.
El control de los esfínteres:
Cierto es que no existe una edad específica para que un niño aprenda a ir solo al lavabo, pero suele ser entre los 18 y 24 meses de edad cuando empiezan a mostrar síntomas de estar preparados. Así, a partir de esa edad, es importante ir mostrando al niño la utilidad del orinal y del wc, por ejemplo, sentándole todas las mañanas un ratito y enseñándole a pedir el pipí. Pero, como todo, es un proceso que lleva su tiempo, y no podemos pretender que los niños controlen sus esfínteres de la noche a la mañana. También es probable que en la guardería se sientan amparados por más niños con su mismo desarrollo psicomotor, y en casa, donde quizás se le esté dando demasiada importancia al tema, se sientan algo presionados. Por último, nunca se debe regañar o forzar a un niño que está adquiriendo un hábito, ya que la ansiedad generada puede ser contraproducente y tener el efecto contrario al deseado.
La aventura de ir al lavabo:
Son muchas las dificultades que pueden encontrar los niños al intentar ir solos al lavabo. A algunos no les gusta el sonido de la cadena y otros creen que dentro del wc hay un monstruo que se come todo lo que cae en él. Pero esto no es todo. Una vez han superado el miedo, surge otro gran problema: limpiarse. Debemos entender que, para la mayoría de niños, la limpieza no tiene la misma importancia que para un adulto. ¿Y el rollo de papel higiénico? Ese traidor que siempre se desenrolla llenando todo el suelo de papel….
Un paso muy importante para ellos:
Según los expertos en psicología infantil, a los dos años los niños empiezan a desarrollar el sentido de autonomía y van lentamente afirmando su independencia y tomando conciencia de sus actos. Cada nuevo paso les permite ser más autónomos y, a medida que van logrando sus objetivos, se sienten más seguros, tranquilos, equilibrados y con ganas de aprender. Así, poder ir al lavabo y limpiarse sin ayuda es una situación nueva y difícil en la que se va a poner a prueba, una vez más, su capacidad de autonomía.
Algunos consejos útiles:
-Las instrucciones tienen que ser muy sencillas al principio e irlas complicando poco a poco.
-Elige prendas que sean fáciles de abrochar y desabrochar, por ejemplo, pantalón y falda de goma elástica.
-Si el niño no lo consigue a la primera, no hagas de ello algo traumático y vuelve a intentarlo.
-Supervísalo cuando practique y, en caso de que sea necesario, corrígele con bromas.
ÉL YA PUEDE SOLITO:
La higiene, un hábito más en su día a día.
A partir de los 4 años los hábitos higiénicos deben formar parte de la rutina diaria del niño. Esto requiere un duro trabajo por parte de los padres y, ante todo mucha paciencia, ya que los resultados no serán inmediatos.
La higiene como rutina diaria:
La higiene en el niño debe ser tan importante como el resto de actividades que a diario realiza: comer, jugar, dormir…Pero debemos tener en cuenta que para él la limpieza no tiene el mismo valor que para nosotros. Por eso, hay que planteársela como un juego.
Los hábitos, grandes aliados:
Un hábito, que es simplemente la tendencia a repetir un acto, supone una gran ayuda para los padres porque, una vez aprendidos, no se olvidan jamás. Pero para que esto suceda, la adquisición de hábitos debe iniciarse desde los primeros años de vida.
Los padres, un referente natural:
Aunque los hábitos higiénicos no se heredan, la actitud de los padres es vital por ser los referentes naturales del niño. La educación de hábitos higiénicos requiere un trabajo intenso por parte de los padres, y sobre todo, mucha paciencia, porque los resultados de nuestro esfuerzo no van a ser inmediatos. Es necesario que estemos constantemente explicando el porqué de cada acción higiénica.
Algunos consejos útiles:
-Debe existir una regularidad o ritmo en la repetición del hábito.
-Es importante valorar si el niño está disfrutando o no con el entrenamiento.
-Es necesario que exista comunicación y comprensión entre el niño y la persona que intenta inculcarle el hábito.
-No basta con enseñarle a hacerlo. Debemos enseñarle a hacerlo de forma correcta.
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